Seguro que alguna vez te has quedado enganchado/a a algún libro, película o serie en la que el/la protagonista tenga que escoger cuál de ambos/as es el/la merecedor/a de su amor: habrá equipos y debates en las redes sobre quién es el mejor y porqué, cuál es la pareja que más pega… Sintiéndonos identificados/as con uno u otro personaje, este tipo de contenido nos remueve emocionalmente. Si quieres saber por qué nos atrapan estas historias de amor, te animo a seguir leyendo.
¿Qué son las emociones de alto y de bajo impacto?
El alto y bajo impacto implica movimientos constantes en nuestro estado de ánimo que le permiten moverse libremente. Por ejemplo, si tuviéramos una gráfica veríamos como las emociones se movilizan desde el “techo” hasta el “suelo” eludiendo los puntos medios.
De modo que estas relaciones provocan emociones y sentimientos que se caracterizan por ser:
– Potentes: ya que son emociones que se mueven en dimensiones que no se caracterizan por la estabilidad, todo lo contrario, son impredecibles y no nos permiten instaurar una rutina. De forma que lo bueno es “extremadamente” agradable y a la inversa cuando ocurre una situación desagradable. Se centra en expectativas de amor pasional que altera químicamente nuestro cerebro y nubla, temporalmente, nuestra capacidad de juicio crítico.
– Ambivalentes: esta diatriba constante provoca en nosotros inestabilidad emocional que permite a las emociones expresarse en su máximo apogeo como vimos en el apartado anterior. La duda sobre qué hacer y el riesgo que asumimos hace más atractiva aún la situación.
– Prohibidas: vivimos en una sociedad principalmente monógama en la que estas situaciones de tener el mismo nivel de sentimiento y compromiso con dos personas a la vez es “inviable” por lo que sería una situación “prohibida”, lo que añade más excitación a la relación.
Al mismo tiempo que disfrutamos del desarrollo de la trama y de cómo el protagonista vive su ambivalencia, también ansiamos un final.
Un desenlace en el que escoja definitivamente a uno de sus dos amores, esto se hace necesario ya que este estado emocional es agotador y no es sostenible por un largo tiempo debido al estrés que produce. Esta elección, con múltiples posibilidades, permitirá adaptarse a una rutina y que la carga emocional vuelva a ser estable.
No obstante, ¿sabes que este no es el único triángulo amoroso que existe?
Independientemente del tipo de relación sentimental que decidas establecer, y que es totalmente libre, existe una teoría que establece el concepto del amor sobre una base triangular.
Robert Sternberg postuló la “Teoría Triangular del Amor” en la que establecía cuáles son los componentes del amor:
1. Pasión: hace referencia al deseo que sienten el uno por el otro, la necesidad de contacto y cercanía con la otra persona. Se manifiesta en forma de energía descontrolada y difícil de frenar con una gran estimulación psicofisiológica.
2. Intimidad: hace referencia a la conexión entre las dos personas, a las ganas de conocerse y sentirse próximos emocionalmente. Se manifiesta en forma de amistad, afecto y preocupación por el otro.
3. Compromiso: implica formar una historia de amor, decidiendo conscientemente el compartir tu vida con esa otra persona que te complementa compartiendo un proyecto de vida.
Así que, según esta teoría, si quieres tener un “Amor Completo” los ingredientes de tu relación se centrarían en la pasión, la intimidad y el compromiso.
¿Los tienes todos?