Cada persona es un conjunto entre su parte racional y su parte emocional, pero ¿podrían separarse la racionalidad de la emoción?

Siendo partidaria de la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner, los seres humanos no sólo contamos con una inteligencia propia del ámbito de las ciencias puras, sino que contamos con una serie de habilidades y capacidades que nos permiten dirigir este potencial a otras áreas como: la música, la capacidad de comunicación o el propio autoconocimiento, entre otros.

Por ejemplo, existen individuos altamente virtuosos en el trabajo científico que, sin embargo, no tienen las habilidades sociales necesarias para saber cómo relacionarse con los demás. O, por el contrario, personas con una alta sensibilidad que al desbordarse le impiden enfocarse y protegerse de determinados acontecimientos de su vida.

¿Qué ocurriría cuando la razón y la emoción están enfrentadas?

Cuando, sobre todo de pequeños, sufrimos determinados eventos tendemos a potenciar nuestra parte más racional para poder hacerle frente al dolor que supone esa situación. Hablando metafóricamente, es como ponerse una armadura: fuerte, brillante y que nos permite enmascararnos frente a los demás. Con el tiempo esta armadura, que cumplió con su función, acaba siendo: pesada, nos aísla, se oxida y no nos permite avanzar quedándonos estancados. Es en ese momento cuando la parte emocional hace acto de presencia enviando señales primero físicas: ansiedad, insomnio… hasta llegar a un malestar psicológico que nos haga parar y darnos cuenta de que necesita atención y cuidado. Este no entendimiento supone una lucha interna constante que genera un gran malestar ya que no nos permite comprendernos a nosotros mismos ni a los demás.

Muchas personas deciden en este momento iniciar un proceso terapéutico, si esta situación se está produciendo en tu vida, pero, o no es tu momento o no te sientes preparado/a, te dejo algunas recomendaciones que ayudan a unir estas dos áreas de nuestra vida.

¿Cómo podemos llegar a una integración entre nuestro mundo racional y el emocional?

  • Cuando la racionalidad se encuentra activada y potenciada de forma desmedida tendemos a razonar y buscar la lógica a todos los hechos de nuestra vida, de forma rumiativa produciendo un desgaste continuo.
  • Cuando es la emocionalidad la que se encuentra activada y potenciada no podemos poner freno a nuestros sentimientos siendo cambiantes, desconocidos e iniciándose auténticas “tormentas” de emociones de los sucesos más nimios. 

Por ello, guardar el equilibrio entre estas inteligencias es especialmente importante para obtener una estabilidad y una base sólida desde la que hacer frente al estrés de la vida cotidiana.

  1. Dale permiso a tu parte racional para poder estar triste, para encontrarte cansado/a, para no tener que “poder con todo”.
  2. Encuentra la calma en actividades físicas y sociales que fomenten tu estabilidad y rodearte de personas que te hagan sentir bien en su compañía.
  3. Desarrolla tu inteligencia emocional: las emociones tienen una función e informan de lo que nos sucede, aunque puede que no de una forma tan clara como el pensamiento racional. Aprende a escuchar a tu cuerpo y a darte pequeños momentos para ti.

Una vez explicado todo esto, ¿qué piensas?, ¿están en equilibrio tu mundo racional y tu mundo afectivo?

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