“Tengo miedo de que se fije en otra persona”; “No soy suficiente para él/ella”; “¿Y si me deja?”

Estos pensamientos suelen presentarse cuando tenemos inseguridades que volcamos sobre la pareja y experimentamos celos, pero ¿qué implica estar celoso/a?

Coloquialmente se entiende que los celos es una emoción que hay que eliminar y lo ideal es ni sentirla, sin embargo, teniendo en cuenta que las personas no son una propiedad y que sentir celos no significa “querer más”, intentar eliminar el sentimiento de celos es como intentar eliminar el poder sentirse triste o alegre.

Los celos consisten en una emoción compleja que pasa por una serie de etapas:

1. Desconfianza: existe algún punto de inflexión en la relación en la que se produce una pérdida de confianza, no nos sentimos unidos emocionalmente a esa persona de la misma manera y hemos dejado de idealizarla.

2. Sospecha: las expectativas románticas insatisfechas se vuelcan sobre el otro y es nuestra propia inseguridad la que nos lleva a intentar confirmar, cual detective, si nuestras sospechas son objetivas o no. Fomentando, en ocasiones, una profecía autocumplida porque esta actitud provoca un mayor distanciamiento de la pareja.

3. Ira: primero se siente enfado, rabia, frustración y hasta agresividad hacia la persona que consideramos que “nos está quitando” la atención de nuestra pareja. Es necesario transitar esta fase y dejar salir la rabia de una forma sana, por ejemplo, en el deporte.

4. Resentimiento: hacia la pareja por la que nos sentimos traicionados. Sentimos un torbellino de emociones que van desde la idea de una posible venganza, la rabia, el rencor y la necesidad de actuar para restaurar nuestros derechos.

5. Tristeza: todo este enfado conlleva una tristeza enmascarada que termina por aparecer y nos hace sentir abatidos creyendo que esto confirma aquellas inseguridades de las que intentábamos huir.

¿Cómo afrontar los celos en una relación?

Es importante tener en cuenta el contexto de cada persona y de cada relación. Las pautas más recomendadas son:

1. Es importante que sepas que los celos son una de las emociones más difíciles de manejar. Sé comprensivo contigo mismo/a, acepta lo que está ocurriendo y permítete tiempo para abordarlo.

2. Identifica si puedes asociar algún evento al momento en el que empezaste a sentir celos. Para ello, pensar acerca de  estas preguntas puede ayudarte a reflexionar…

3. Plantéate:

– ¿pasáis tú y tu pareja el tiempo suficiente juntos?

– ¿sufriste por una infidelidad en tu relación anterior que estas arrastrando a la actual?

– ¿notas a tu pareja más distante o eres tú el que se ha distanciado/a?

– ¿existen problemas actuales que estén impidiendo disfrutar el uno del otro?

– ¿estas respetando su espacio y buscado el tuyo propio?

4. Sé consciente de cuáles son tus inseguridades: detrás de los celos, existe el miedo a perder a nuestra pareja y que eso confirme pensamientos que nosotros mismos nos decimos y que son muy dolorosos (principalmente, miedo a la soledad y daño a nuestra autoestima). ¿Crees que estás siendo justo contigo mismo o quizás te estás exigiendo demasiado?

5. Comunícate con tu pareja y muéstrale tus miedos: no hay mayor intimidad en una relación que refuerce a una pareja que el poder hablar abiertamente con el otro acerca de nuestros temores, puede que él/ella también los tenga y esto os permita comprenderos mejor.

6. Pasar tiempo de calidad con la pareja: dejar los compromisos, el trabajo y el móvil a un lado. Realizar una actividad juntos que sea agradable para los dos que os permita reconectar con los momentos iniciales de la relación y con las razones por las que os elegisteis el uno al otro.

7. Buscar apoyo: familiares, amigos y personas que te quieren. A veces no necesitamos una solución inmediata, sino cariño y comprensión.

Recuerda que hay ocasiones en que las cosas pueden superarnos y que mantener una relación de pareja puede ser complicado cuando no somos capaces ni de entender que nos está ocurriendo, es bueno en esos momentos el poder recurrir a un profesional para consultar todas nuestras dudas y comprender que nos está pasando. De manera que, cuando decidamos compartir nuestra vida con otra persona, sea para disfrutar.

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